Como hemos visto, las Sagradas Escrituras y la doctrina
católica dan testimonio de la existencia de los ángeles. Sin
embargo, los que sólo admiten la existencia del mundo material
aseguran que los ángeles pertenecen a esa caterva de hadas,
traviesos diablillos, enanos y otras extrañas criaturas
mitológicas. A través de los siglos se han desarrollado argumentos
sobre la existencia de los ángeles para que lo que de ellos se cree
sea inteligible y racional. Ya que los ángeles constituyen ante
todo un objeto de creencia religiosa, cualquier argumento
racional sobre su existencia debe tomarse con precaución. La
siguiente “prueba” sólo tiene fuerza probable, no se presenta
como prueba irrefutable, ya que no es necesariamente posible
tener cierto conocimiento sobre ellos.
Esta “prueba” de la existencia de los ángeles nace del
principio de adecuación. Básicamente, significa que si uno está
dispuesto a aceptar como evidente el principio de que el universo
que Dios creó tiene cierta medida de perfección, entonces es
apropiado creer que esta perfección no se limita a las criaturas
corporales, sino que también incluye a los seres espirituales.
El argumento sugiere que la perfección y grandeza del
universo requieren una jerarquía ininterrumpida. Para poder
apreciar esta jerarquía, debemos imaginar que entramos en la
gran cadena del ser, es decir, la gran escalera que se extiende desde
la tierra hasta Dios. Un boceto rudimentario de esta escalera de la
creación sería el siguiente: en el escalafón más bajo está la materia
inorgánica, tal como los minerales; el siguiente escalón incluye las
plantas y otros organismos vivientes sin mente propia; subiendo
aun más alto encontramos a los animales con mentes y cuerpos
animados; entonces llegamos a los seres humanos que poseen
mente y combinan espíritu y cuerpo. Finalmente llegamos al
escalafón más alto donde se encuentran las criaturas más
perfectas, los ángeles, que son seres puramente espirituales sin
cuerpos materiales.
Como sucede con cualquier otra teoría, siempre existe el
peligro de caer en lo simplista. Al reducir este complejo orden a
sus partes elementales, se define el lugar de los ángeles en el
escenario de la creación, y nos permite ver que eliminar a los
ángeles de este esquema nos deja con una inexplicable brecha
entre los seres humanos y Dios.
TOMADO DE: Todo sobre los ángeles POR
ANTHONY SULAVIK.Editor General
Padre Gabriel B. O’Donnell, O.P.
Director del Servicio de Información Católica
Consejo Supremo de los Caballeros de Colón
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